Mira, algo que no sabía porque es de legión (y de hecho casi no la jugué) e igual tú tampoco lo sabías y es interesante en el tema y parece que el enano si sabe.
Que va del tema de calia y es cuando empieza a tomar cartas en el asunto.
Calia reapareció en la Tumba de Faol como sacerdotisa junto al ahora no-muerto Alonsus Faol. Como miembro del Cónclave, Calia viajó al Templo de la Luz Abisal y se convirtió en campeona del aventurero.
Calia participó en la Batalla por el Exodar luchando codo con codo junto a la Suma Sacerdotisa Ishanah contra el High General Rakeesh.
Cuando Sargeras clavó su espada en Silithus hiriendo gravemente a Azeroth, Magni acudió al Templo de la Luz Abisal para pedir a los sacerdotes ayuda con su sanación. Allí, Alonsus Faol presntó a Calia ante el ahora Rey Anduin entre los cuales surgieron muchos recuerdos con respecto a Arthas y a Jaina…
La traumática experiencia que había vivido Calia con la propagación de la peste de los no-muertos en Lordaeron primero y con el ascenso al poder de su hermano después le hacían a menudo tener pesadillas. La idea de que su linaje acabara en ella era algo que le entristecía por lo que siempre deseaba que llegara el día en que Lordaeron volviera a estar bajo un gobierno justo sin imortar el caracter de sus ciudadanos. El naaru Saa’ra solía decirle que incluso el dolor es un regalo que le haría comprender mejor a la castigada población de Lordaeron y que no podría proteger a quienes amaba desde el oscurantismo y la distancia.
Cuando los espías del IV:7 informaron a Anduin de la existencia de un grupo de renegados en Entrañas autodenomiados el Consejo Desolado, descontentos con la falta de atención de Sylvanas hacia su pueblo tras su ascenso a Jefa de Guerra, se empezó a fraguar un acercamiento entre estos renegados y sus parientes humanos. Tras una serie de contactos entre la Alianza y la Horda, ambas facciones accedieron a organizar un encuentro en las Tierras Altas de Arathi, entre el castillo de Stromgarde y la Muralla de Thoradin. Calia fue invitada por el Rey a particiar como sacerdotisa no sin antes advertirle de la peligrosidad del encuentro. Y es que Sylvanas no estaba muy convencida de la idea de que parte de su pueblo pudiera generar simpatía en la Alianza de modo que dio orden a sus arqueras de intervernir en el caso de que advirtieran que durante el evento se produjera cualquier intento de sedición.
El encuentro comenzó relativamente bien y sus participantes fueron capaces de congeniar, hablar del pasado, ofrecerse regalos y mostrarse amistosos. Calia permanecía espectante bajo su atuendo de sacerdotisa sin embargo Parqual Fintallas la reconoció y la pidió ayuda, los renegados desertaron corriendo hacia el resguardo de la alianza y sylvanas al ver lo sucedido y reconocee a Calia lo tomó como acto de traición. Inmediatamente dio orden a sus tropas de abrir fuego contra los renegados que aún quedaban en el punto de reunión para impedir que el acercamiento con la Alianza llegara aún más lejos. La propia Sylvanas se ocupó personalmente de Calia con una flecha directa al corazón que nadie de la Alianza desde su posición en Strmgarde pudo anticipar. Anduin se encargó de recoger su cadaver y llevarlo al Templo de la Luz Abisal donde gracias a la ayuda de Alonsus Faol y Saa’ra consiguieron traer a Calia de vuelta de la muerte.
Calia se había convertido así en la primera no-muerta tocada por la Luz, debido a la intervención conjunta de un humano, un renegado y un naaru. Al contrario que sus congéneres, Calia mostró una gran serenidad desde el momento del despertar y confesó a Anduin su intención de liderar a los Renegados a quienes veía como su pueblo. Lo acontecido en el punto de reunión de Arathi le había enseñado que aún le quedaba mucho que aprender sobre política y liderazgo por lo que se encomendó a las enseñanzas de Faol hasta que llegara el momento de volver a salir de las sombras.