Una vida normal

Semanas mas tarde

Otra vez—El enano anciano Rogan volvió a su posición inicial, mientras Svelien permaneció en el suelo, jadeando, con el rostro contraído… ¿ira? No, desaliento.

Necesitas mantener tus rodillas estables y las pisadas fuertes—continuó el Enano, pero se detuvo, bajando lentamente los puños. Svelien se levantó y agitó una mano consternada, dirigiéndose hacia el arroyo donde colapsó sobre sus rodillas magulladas.

Rogan no dudó en seguir a la joven hacia la hierba. Una vez que estuvo cerca, pudo ver los hombros temblar. Habían pasado al menos algunas semanas desde que se derrumbó en medio del entrenamiento, a pesar de que se había dirigido a su habitación más tarde esa noche para hacerlo. Rogan pasó muchas noches en su puerta, queriendo tocar, pero nunca lo hizo y siguió adelante, preguntándose qué podía hacer para ayudar además de reafirmar las filosofías de su gente.

Un resoplido la hizo regresar.

Debería haber sido yo.

Las barbas de Rogan se animaron y sus ojos se abrieron.

¿Qué quieres decir?

Svelien no le había revelado mucho al solitario Enano leñador que desde hacía al menos una década decidió llevar una vida tranquila en aquellos bosques , sólo que había hecho algo malo y estaba tratando de encontrar algo de redención. Eso fue suficiente para Rogan que como de costumbre estaba preparando un par de jarras de hidromiel cuando tenía invitados y también cuando no los tenía. Tal vez fue la curiosidad superficial de saber qué podría haber hecho su ‘‘amiga’’, o tal vez fue algo con lo que podría haberse identificado.

Debería haber sido yo quien murió ese día. A-Alrus debería haber estado aquí… —la cazadora inclinó la cabeza, todo su cuerpo temblaba en ese momento, algo inusual en alguien como ella—Se suponía que debí haber estado allí, y no estuve—Svelien miró a su camarada, con las mejillas manchadas, como siempre, pero aún
más manchadas ahora—Murió en mis brazos. Él sabía lo que estaba pasando y no pude detenerlo en ese momento. No en ese momento…

La imagen se volvió borrosa cuando Rogan sintió que sus propias lágrimas subían a la superficie. Usando su otra brazo para limpiarse el ojo. Rogan habló.

Fue un error. Un error que quizás nunca puedas revertir. Esa es la dura realidad de este mundo, la gente comete errores y nunca puedes elegir de qué lado estás. La mayoría de la gente se daría por vencida, pero te he visto lograr grandes cosas desde que llegaste a estas tierras y tienes la determinación de superarte. ¡Eres mejor porque quieres ser mejor! La gente mala no se preocupa por ser mala.

Gotas de lluvia ahora calaban de las hojas de los sauces de arriba, donde eran solo una ligera mejora con respecto al aguacero que los rodeaba, formando charcos en los campos de entrenamiento y chapoteando en el arroyo que tenía delante. Miró hacia arriba buscando información en las nubes, y ésta llegó a el.

Mira a nuestro alrededor, Svelien.

Ella hizo lo propio mientras el viejo continuaba.

Este clima no es preferible. Hace que los caminos se erosionen y las aldeas se inunden—ella miró a los centinelas que se divisaban a lo lejos apiñados en un pequeño edificio cercano, esperando que pasara la lluvia—Pero mañana volveremos a ver el sol. Flores silvestres florecerán a nuestro alrededor, adeptos y maestros se reirán juntos de la lluvia y nos volveremos más fuertes. Porque sólo en un estanque fangoso florecerá una flor de loto, y tú también, joven Svelien.

El anciano Rogan se miró las manos, flexionando las vendas y jugueteando con los adornos que colgaban de su trenzada y canosa barba. Después de un momento de reflexión, Svelien agarró a su ‘‘amigo’’ y le abrazó.

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