La noche se hizo eterna, apenas pudo pegar cabezada alguna pues el torrente de pensamientos no dejaba de atormentarlo, las horas transcurrían en la oscuridad de la noche y el era incapaz de dormir, tampoco ayudaban los fuertes ronquidos que aquella bestia emitía desde el piso de abajo.
Encendió la pequeña lampara de sobremesa y dejó caer los sobres sobre el arrugado edredón, catalogó por categorías el montón de sobres, resultando la mayoría en facturas y notificaciones que poco le importaba, las cuales abrió y ojeó por encima, tirándolas tras esto a la pequeña papelera de malla metálica que residía a su lado.
En el otro montón quedaban las cartas que más le llamó la atención, una carta de sus padres, ya añeja y que carecía de novedad alguna al haber hablado con ellos en persona hacía unas semanas, una del orondo pícaro con similar valor, una con el sello oficial de Ventormenta, otra con el sello de los Tres Martillos y finalmente una referida al balance económico del local que poseía
Abrió los sellos oficiales de ambas cartas, leyó por encima con un poco de indiferencia las cartas manuscritas de los escribas representando a los líderes de ambos reinos y las fechas de los actos oficiales, que ya quedaban atrás en el tiempo y las guardó en el cajón bajo la mesilla. Bah, nunca me han ido los actos pomposos…. veamos como les va el local. Abrió la carta realizada por sus asociados elficos, resaltando el número con un icono negativo delante del balance neto …….¿Que han estado haciendo? ¿Es que acaso no han abierto la tienda?, les traje artefactos de N’yaloza y Uldum ¿Es que no han vendido nada?. Miró el otro papel anexo con los permisos que solicitaron ¿!2 semanas cerrados!?….suspiró estos me quieren llevar a la ruina…. mejor dejarlo, mañana será un día duro.
Volvió a sumergirse en su edredón y se forzó a dormir, pasadas dos horas se desveló un poco, por lo que aprovechó para revisar por encima que su mochila estuviera con todo lo necesario para el viaje que le deparaba, tras ello volvió a dormir, ahora profundamente, hasta que los primeros haces de luz comenzaron a romper la oscuridad de la noche, siendo despertado por los golpes que la puerta recibió por parte del pícaro.
Estando ya poco acostumbrado a madrugar quiso repelar la poca oscuridad que aún quedaba en la ciudad, para su desgracia el orondo humano tenía otros planes.
Tenemos 40 minutos para estar en la Ciudadela Violeta, he adelantado cosas, pero date prisa.
Tratando de aclarar su visión el enano refunfuñaba algo en su idioma natal, tratando de ver tras el manto de su borrosa visión.
No te quejes, que he de ir a la sede corriendo una vez lleguemos a la ciudad y… bueno, va a ser duro despedirse dijo con voz baja, algo decaído el pícaro.
Ya… pero supongo que voy a estar poco tiempo allí Si es que regreso, pensó para sí mismo. bueno, voy preparándome.
Tienes el almuerzo abajo, ve vistiéndote mientras.
Gracias… pensar que tengo que volver a ponerme esa condenada armadura me deprime la verdad…sabía que era de lo mejor que existía, pero sin embargo esa apariencia le parecía ridícula, con suerte no habría mucha gente por las calles de Ventormenta a esas horas, o al menos eso quería pensar.
El tiempo transcurrió demasiado rápido, aún estaba comiendo aquella tostada con jamón cuando ya estaba empezando a equiparse la armadura, el pícaro ya estaba en la calle cuando aún estaba cerrando cortinas y persianas, e increpándole para que se diera más prisa si era posible.
Para suerte del dúo la casa estaba relativamente cerca de la Ciudadela, por lo que llegar en la aún somnolienta ciudad fue cuestión de meros minutos, allí un mago esperaba para abrir un portal directo a la ciudad por petición de Mograine, llegar al pié del Castillo de Ventormenta tampoco fue difícil, pues aún estaba despertando la ciudad de su letargo, que acompañado del desagradable día motivaba a su ciudadanos a quedarse un poco más en el refugio de sus hogares.
_El frío viento golpeó al enano, que pese a estar acostumbrado al gélido frío de su tierra natal, nunca era agradable encontrarse con este, para su suerte apenas había gente aún, únicamente dos kaldorei en un banco al borde de la plaza, junto a los setos hablando de sus asuntos.
Frente a el, y a los pies de la imponente y prístina estatua del difunto rey del reino, se encontraba el enigmático humano ataviado de una armadura negra como el ébano y ornamentada con calaveras, a su lateral una hojarruna dio la pista al enano de quien podía ser ese hombre, resguardado por numerosos guardias a su alrededor.
En el centro de la plaza un portón, que francamente no le daba confianza al enano, pues claramente empleaba magia oscura para funcionar, pues los “marcos” claramente mostraban grandes concentraciones de la oscura materia, dejaba ver el otro lado de este, una estructura que le resultaba algo familiar.
Me temo que aquí nos separamos, no puedo ir contigo aunque me gustaría, pero tengo…. bueno… “compromisos”, se que esto puede cambiarte y que saldrás más fuerte cuando vuelvas pero…. ten cuidado y trata de volver. Dijo el pícaro mirando al enano.
……Se mantuvo callado, tratando de decir algo. Ten cuidado tu también, trata de no hacer ninguna locura más.
No te preocupes por mí, me han dado un puesto más “de oficina”, se acabó el tener que jugarme el pellejo, algún día nos iremos al bosque y abriremos una botica o una herboristería.
Eso suena un buen plan, pero como consejo… alzó levemente sus labios, tratando de hacer un amago de sonrisa forzada. no contrates elfos, te pueden arruinar el día.
Claro, lo tomaré en cuenta…. lo dicho, cuídate y no hagas tu tampoco ninguna locura… nos volveremos a ver pronto. dijo el pícaro tratando de contenerse.
Gracias, nos veremos otra vez…. pronto.
El pícaro se dio la vuelta antes de decir nada más y caminó con calma fuera del recinto real, un humano ataviado con togas pasó por delante, aunque tratara de seguir donde estaba no fue capaz de encontrar su rastro el enano.
Entonces ahora estoy solo…. suspiró mirando al portón. quizás sea lo mejor, si alguien ha de sufrir que sea yo y no otro.
Más aventureros llegaban a cuentagotas, todo parecía calmado hasta que hubo una disputa que casi acaba en altercado entre las kaldorei del banco y dos humanos que parecían que iban a matarlas.
Estoy rodeado de idiotas, parecen niños pequeños…. se dijo para sí entre dientes mirando aquel espectáculo.
Por suerte la inquisidora voz de Mograine interrumpió aquel deleznable incidente, tras ello explicó la situación en la que se encontraban brevemente.
Cuando el caballero oscuro se apartó del portal y dejó de hablar, de forma autómata y sin pensarlo, atravesó casi corriendo el portón, apareciendo en la plataforma superior de la Ciudadela de Corona de Hielo, miró a su espalda, dándose de cruces con la inmensidad profana que era Acherus, sin pensarlo se subió sobre la runa de transporte que regentaba el centro de la plataforma y de un flashazo celeste subió a la cumbre de la ciudadela.
Pero….¿Pero que ha pasado aquí? dijo tratando de conjugar alguna palabra que le permitiera saber algo más de lo que sus ojos trataban de entender.
Disculpe, ¿Puedo decirle algo?. Preguntó una voz grave, dio media vuelta al origen de la voz.
Esto…. ¿Me pregunta a mi?.
Si claro. El enano ataviado en su armadura se le acercó.
Muradín ¿Verdad?.
Si, Rey del Clan Barbabronce, pero dejemos el decoro, mi hermano me ha hablado de vosotros, te envié una carta solicitando audiencia personal, pero no recibí respuesta alguna.
Digamos que he tenido tiempos…… difíciles Se dijo tratando de mantener una conversación formal.
Hubiera enviado un emisario a su casa, pero estamos atravesando tiempos muy duros, cuando todo esto se calme me gustaría tener una audiencia con usted.
Claro…. gracias.
Antes de que se vaya, quisiera agradecerle desde lo más profundo de mi alma, de parte de todo el reino y de parte del rey Anduin lo que hizo por todos en Ny’alozha, nunca podremos agradecerle lo suficiente lo que hicieron para salvarnos de la amenaza de N’zoth Realizó una reverencia hasta que casi logra tocar su barba el helado suelo.
No……no es necesario…. de verdad en su interior la culpa le reconcomía, sentía que estaba usurpando los méritos de quienes realmente se enfrentaron a la amenaza del imperio negro, no era capaz de ver a la cara al representante de su clan.
Te esperamos con los brazos abiertos cuando regreses, Forjaz homenajea siempre a sus héroes.
Héroes, una palabra que era muy distante a lo que el se consideraba, cada vez que echaba la mirada atrás a su pasado algún acto destacaba por todo lo contrario a la definición de héroe, tantas eran que no podía dejar de considerarse cuanto menos un maleante.
Allí estaré entonces…. dijo aceptando la proposición como si de la boda de un compañero distante se tratase por quedar bien.
Me reclaman, te deseo toda la fortuna del mundo allí donde vas, por favor rescata a Jaina y Anduin, y vuelve a salvo. Muradín se alejó, yendo hacia donde estaba el grueso de los líderes de la Alianza, poco después aparecieron Darion y tras el los demás enviados de Ventormenta.
Mientras terminaba de explicar Darion la situación el se encontraba distraído dividido entre el quebrado cielo y el silente Trono Helado, no podía dejar de imaginar a los dos últimos moradores de este, pero sobretodo a Arthas, no podía imaginar lo que sucedió allí hacía años, mientras el estaba allí mismo, pero en la base del pilar y todo lo sucedido con su vida a partir de entonces.
Sus pensamientos quedaron interrumpidos ante la extraña pregunta de Darion.
¿Quienes han tenido contacto directo con Azerita o ha estado en la Cámara del Corazón?.
Unos pocos alzaron el brazo, pensó un momento si debía hacerlo, pero se resignó y replicó la acción.
Ustedes van a entrar de inmediato, allí os guiarán soldados de la Espada del Ébano, los demás esperen a que abramos el portal directo a Oribos.
Oribos… Se preguntó a sí mismo tras intentar dejar atrás la nulas ganas de ver a la Espada del Ébano, de nuevo y sin pensarlo un ápice entró de lleno en la oscuridad absorbente que manaba del centro de la plataforma, la cual cuando llegó al centro de esta oscureció a la vez su cabeza.
Tras la oscuridad, dolor, la cabeza no dejaba de presionarle, el hedor a óxido, podredumbre y ascuas inundaron sus pulmones, despertándolo como si de un puñetazo en la cara se tratara, una sepulcral voz etérea le devolvió a la realidad.
!No pierdas más el tiempo!, sigue esta senda hasta el final, no pierdas el tiempo, debemos cerrar la falla lo antes posible.
No dijo nada, simplemente trató de recomponerse y cumplir la orden, los primeros segundos notó algo de angustia, pero lo que empezó a ver en la senda le hizo olvidar su malestares de golpe.
No sabía que había sucedido allí, pero el rastro de una ardua batalla era fácilmente reconocible para el, pero no tenía tiempo para pensar ni detenerse, debía seguir adelante pues temía quedarse allí encerrado.
Conforme caminaba el rastro de muerte se acentuaba, decenas de cuerpos inertes, mutilados de horripilantes formas se acontecían a los márgenes de la senda, algunos arrojados rápidamente, otros en pequeños montones, viendo que todos estaban ataviados con el mismo tipo de armadura, aquellos que aún eran reconocibles, le hizo caer fácilmente que serían de la Espada del Ébano, cristales negros, tan negros como el betún, y armaduras sin cuerpos, tan negras como los cristales, se sucedían continuamente, lo que le impresionó sin embargo, fue una enorme mole igual de negra empalada en unas esquirlas negruzcas de las cuales aún colgaban algunos fragmentos de cadenas heladas que se estaban derritiendo al calor que aún emanaba la inerte criatura, la cual el enano asoció a un yeti, pues era lo único que podía pensar que era.
Pero que… que es “esto”… Anonadado trataba de entender que era ese ser, no daba crédito a lo que veía, pese a la variedad de seres salidas de una noche de pesadilla inertes y destrozados que decoraba de forma cuanto menos siniestra la senda, solo aquél le llamó la atención por algún motivo que en aquél momento su cabeza, sobrepasada por toda la información que no lograba entender de aquel yermo estéril.
Allí estaba, colgando de su cuello de unas cadenas grises como se esperarían de los oriundos de aquel lugar, que de su propia palma emergían, en un peñasco gris tan afilada como un cuchillo. Sus alas, extensas, negras como el carbón y sin embargo tan delicadas como las alas de un cisne, le calentaba la cabeza tratando de relacionarlo con la corazonada de que había visto algún ser similar hacía tiempo, en vano, el yelmo, ornamentado como si de la cabeza de un ser que fuera a comerse las almas de sus enemigos se tratase desentonaba con la oscura delicadeza de sus alas, sabía que había visto un ser parecido, pero la Val’kir que vio huir en la Ciudadela de Corona de Hielo no se parecía en absoluto a aquel ser, no, este era algo distinto….y aún así familiar.
El estruendo de un remoto rayo, que aún así retumbó por todo el yermo, rompió su cascada de pensamientos, por lo que dándose cuenta de la precaria situación en la que se encontraba, decidió abandonar el inerte ser para retomar su senda a la salida de aquel infierno.
Un momento después, que se le antojó eterno, llegó a una pequeña planicie, insulsa como ella sola, pues solo destacaba una apertura en la estéril roca, pero de la cual una extraña roca en “forma de 8” ,o así pensó el, sus bordes quedaban fragmentados en fragmentos azules que flotaban alrededor de la piedra principal por alguna fuerza desconocida que impedía que cayeran al frío suelo, destacaba entre el yermo negro que era aquel lugar, esta brillaba con luz propia entre sus intrigados grabados geométricos, algo que no se asemejaba a nada que el conociera, claramente no eran de origen Vrykul, a pesar de ello reconoció el motivo de una serpiente que se mordía la cola, pero no el estilo, la luz blanca pura que emanaba de esta le dio un poco de esperanza.
Eh tu, acércate aquí, no pierdas más el tiempo y sal de este infierno. Le dijo una larguirucha renegada en voz fantasmal que esperaba en el centro de la maltrecha e insulsa plaza, también ataviada en esa armadura que había visto decenas de veces en aquel lugar. no pierdas el tiempo.
Dio unos tímidos pasos hacia la extraña piedra, a cada paso que daba, acompañado del crujir de las piedras y cenizas que cedían bajo sus pies, notaba algo inusual, no solo la piedra se percató de su presencia, aumentando sustancialmente su brillo, tanto que empezaba a cegarlo, si no que de reojo pudo ver como su brazo y luego todo lo que alcanzaba a ver de sí mismo brillaba con la misma luz.
Toca la piedra para irte.
Un gran zumbido inundó su cabeza, seguido de un flashazo con la luz del mismísimo Sol.
….¿hasta cuando van a venir de las Fauces los mortales?, !Van a hacer que el Carcelero logre entrar!.
No cuestiones al Propósito, esto también es parte de el.
_Escuchaba voces, pero el intenso dolor en su cabeza le impedía preguntar que era ese “propósito”, pensaba que le iba a estallar la cabeza en cualquier momento de la presión que notaba.
Bienvenido, mortal, no te preocupes por eso, se te pasará en unos instantes, al menos fue así en los primeros que llegaron. Dijo la voz formal, pero que a su vez acompañaba con una tonalidad dulce, acogedora, a la que no podía lograr darle portavoz el aturdido enano.
Tal y como dijo en cuestión de un par de minutos se le disipó el velo luminoso que cubría su mente al igual que el intenso dolor, dejando ver quien le hablaba.
He de atender unos asuntos con el Cartel Ba’, que el Propósito nos guíe.
El ser que lo hablaba no se parecía a nada de lo que conociera, carecía de pies o cualquier cosa parecida, pues levitaba plácidamente sobre el suelo, tampoco fue capaz de ver nada que vislumbrase como era realmente ese ser, la larga toga, decorada con placas y patrones cobrizos, ocultaba todo lo que pudiera ser aquel ser, unos guantes blancos simples permitía ver como serían sus manos, las hombreras, engalanadas con una pequeña gema celeste central, fulgurante según le llegaba la luz, cuyo interior brillaba a su vez en miles de pequeños puntos, y rematada con dos pequeños semiarcos ascendentes daban lugar a que eran más un ornamento que una pieza de protección, un enorme yelmo culminaba al extraño ser, en el centro de este, donde esperaría su cara un fulgor espectral danzaba con constancia, el enano dudaba de que ser se trataba, pensaba que lo más posible es que se tratara de un fantasma vestido.
Buenas caminante, bienvenido a Oribos. Respondió el ser cuando se percató de la consciencia del enano.
¿Caminante?. Respondió extrañado mirando a sus lados, dándose cuenta que se refería a el al no ver a nadie más.
Caminante de las Fauces, así se os reconoce a quienes sois capaces de entrar y regresar de las Fauces, como acabas de hacer, si me disculpas hemos de apurarnos, el tiempo apremia, por favor, sígueme.
Espera un momento… ¿tienen nombre?.
Soy la portavoz de la Enjuiciadora, puedes llamarme Tal’Inara.
¿No debería reunirme con los demás ¿“Caminantes”? que ya han llegado antes?. Aún se preguntaba que era eso de “Caminante”, pensó por un momento que se trataba de aquellos que tenían pies y no levitaban sobre el suelo.
El Propósito tiene una senda distinta para ustedes, se lo explicaré todo en el interior, acompáñeme por favor. Grácilmente se dio media vuelta y comenzó a avanzar hacia el interior de la inusual edificación.
Esto….¿Que es este lugar?, no parece la ciudad que nos dijeron que era…. bueno, al menos lo que entiendo como “ciudad”. Empezó a caminar a paso lento, sin perder detalle de todo de lo que le rodeaba, un leve atisbo de vértigo le recorrió la garganta cuando avanzando por la plataforma por la que llegó observó el vacío en el que se encontraban y como la cilíndrica edificación se engullía hasta el abismo, siendo incapaz de ver el final de este, lo mismo sucedió cuando alzó la vista hacia el firmamento, viendo como desaparecía sin final aparente la edificación.
Esto es Oribos, la Ciudad Eterna. Dijo Tal’Inara sin perder su dulce voz, que sonaba en su mente directamente en común, por lo que entendía que decía, aunque no sabía como. donde las almas de todo tu plano son juzgadas por la Enjuiciadora en base a los actos de su vida, y en base a ello enviados a la Curia donde pasarán toda la eternidad._
El enano al escuchar aquello no fue capaz más de mirar hacia el meticulosamente tallado, y a su vez pulcro, suelo, recordando su pasado, ignorando todo lo que le rodeaba conforme se adentraban en el interior de la ciudad. Entonces…. aquel lugar…. las “Fauces” es donde gente como… yo acaban ¿verdad?.
Tal’Inara Se detuvo delante del haz de almas sobre la cual la ciudad se había construido, a pesar del flujo constante de esta la ciudad era sorprendentemente silenciosa.
Hasta que quedó silente la Enjuiciadora las Fauces eran un lugar donde solo las almas irredimibles acababan, no se que habrá sido de tu vida, pero aquel lugar no es para ti…. si logramos que su voz vuelva a escucharse, hasta entonces……
El enano miró anonadado la corriente de almas, a pesar de no escuchar que podían decir, por el tono cada vez más apagado de Tal’Inara, supo que no les deparaba un buen destino, la dulce voz que le dio la bienvenida se tornó melancólica.
¿Quien es la “Enjuiciadora” y que es eso de su voz?, Tiene algo que ver con el destino de todas esas almas ¿verdad?…
Como dije es quien juzga a todas las almas y las destina acorde a sus vidas pasadas a la curia donde les corresponde, eso al menos era hasta aquél día, cuando su voz enmudeció, desde entonces todas acaban en el mismo lugar…. Las Fauces, de donde vienes, donde las torturan hasta que no son más que una carcasa y quedan reducidas al polvo…. al olvido. Tal’Inara habló con amargura de la situación, frustrada por no poder hacer nada ahora que no podía cumplir su función de la voz de la que ahora no tenía voz.
……entonces todos quedan convertidos en….polvo?.
Me temo que sí, por suerte no es instantáneo pero…. el destino de todos los que entran es el mismo, a no ser que logremos revertir la situación y la Enjuiciadora despierte, pero desde que llegaron ustedes, Caminantes, hay esperanza, la Enjuiciadora pareció despertarse cuando llegaron, el Propósito os ha enviado para salvarnos, estoy segura de ello.
……No lograba decir nada, miles de pensamientos le atormentaba, aquellos a los que quiso ver de nuevo convertidos en la nada, salvadores de la tierras de los muertos, no, algo no iba bien allí, debía tratarse todo de una pesadilla de la que quería despertar, no era posible que las infinitas almas de todo el universo dependieran de el.
Dos seres similares a Tal’Inara se aproximaron, portaban las mismas vestimentas y mismo porte, salvo que el color de los ornamentos de metal de estos eran distintos, más dorado en el caso del primero que llegó y algo más cuproso en el caso del acompañante.
Entonces este es el nuevo Caminante que ha llegado de las Fauces, me presento, soy Kah’Delen, dijo el ser de ornamentos dorados, con voz masculina ,Tal’Inara ya te habrá puesto al día, por lo que vayamos al grano, ¿Qué has visto en tu camino por las Fauces?.
Que no he visto… aquello era el mismísimo infierno, seguramente los de antes ya te lo habrán contado todo, pero aquellos seres alados…. me son extrañamente familiares, como si ya los hubiera visto antes.
Seres alados respondió Kah’Delen confirmando sus temores entonces aquel humano tenía razón, os enviaremos a Bastión entonces para que vayan a ver que ha ocurrido para que se unan a las huestes del Carcelero ,Kah’Sher, prepara su viaje de inmediato.
¡Pero no nos queda apenas ánima en las reservas! Exclamó Kah’Sher alertado. Si se nos agotan las reservas….
Prepara el transporte, con su voz he hablado. Respondió Tal’Inara cortando a Kah’Sher el Propósito ha hecho que los mortales estén aquí, esto es parte de su designio.
Pero…. de acuerdo, avisaré al otro mortal para que se prepare, Caminante, no te demores. Dijo de mala gana Kah’Sher, obedeciendo de forma obligada la orden de la Portavoz, rotando sobre su eje y marchándose hacia algún lugar desconocido para el mortal.
Mortal, hemos de enviarte de inmediato a Bastión, prepárate para lo peor, no sabemos que han sucedido en las distintas curias desde que la Enjuiciadora cesó su labor eterna. _
Un momento…. tengo muchas preguntas que hacer, entre ellas ¿Qué es eso de enviarme a “Bastión” sin siquiera preguntarme?, yo solo he venido a rescatar a unos seres de mi mundo, no estoy aquí para resolver sus problemas… es imposible que pueda hacer algo así.
Hablemos pues mientras vamos a nuestro destino. Dijo Tal’Inara con su voz calmada. Sube a esta plataforma y te llevará al piso superior. Indicó al enano la plataforma a romboidal que casi a los pies del enano se encontraba, con las figuras de dos serpientes que se comían las colas talladas delicadamente en el metal similar al cobre que recubría y decoraban ricamente muchas superficies de la ciudad, el brillo de luz pura de la plataforma indicaba que estaba lista y esperando a realizar su labor.
Suspiró. No, hasta que no me responda.
Todo esta relacionado mortal, quien se llevó a tus líderes fue el mismo que ha provocado esta situación, por lo que sabemos los tienen retenidos en Thorgast, y me temo que sin información será imposible rescatarlos, esa torre es inmensa y esta resguardada por la élite del Carcelero, si los Kyrianos se han unido al Carcelero entonces tendremos un problema, pues son los responsables de traer las almas de sus mundos a las Tierras Sombrías, aunque… Se detuvo a pensar un poco Tal’Inara. aún llegan almas por parte de Kyrianos, deben ir allí e intentar ayudarlos, la escasez de ánima ha debido causar grandes estragos que no podemos saber.
En verdad no me interesa que les sucedan a los líderes, pero tengo la sensación de que si no hacemos nada entonces tendremos problemas…. pero no se que hago yo aquí… con que “esos” lleguen estaría todo solucionado. Dijo con angustia.
El Propósito ha hecho que estés aquí, Caminante.
¿Qué es el Propósito? Dijo gritando, no paras de repetirlo, todo lo que dices es ese condenado Propósito, una y otra y otra vez el propósito, ¿Es acaso un dios?. Su voz cada vez resonaba más iracunda, dubitativa y agotada.
El Propósito no es un dios como creen los mortales, es lo que nos depara y lo que se ha designado para cada uno de nosotros, incluido tu, tu propósito es salvar las Tierras Sombrías del oscuro deparar que nos espera, todos tus actos en vida hasta ahora han sido parte del Propósito.
……Trató de calmarse respirando hondo, sin éxito. ¿Estas diciendo que todo esto es parte de ese “Propósito”?, ¿condenar a millones de almas a desaparecer sin más tras hacerlas sufrir?, ¿Sabes siquiera como son las Fauces?…no, simplemente te has quedado esperando aquí a que vengamos a ayudaros… ¿estas diciendo que todo por lo que pasamos en mi planeta ha sido para que vengamos a ayudaros, a costa de tanto dolor y perdidas como hemos tenido?…. ¿De verdad puedes hacerte una idea de……
Tal’Inara le interrumpió. Los designios del Propósito son imposibles de saber, pero sin el entonces no estarían aquí, y el Carcelero hubiera logrado completar su plan, condenando a todas las almas, eres Caminante de las Fauces, por lo que puedes ir y regresar de las Fauces, debes intentar contactar con los kyrianos que no hayan sucumbido para que te permitan ayudarte en dicha tarea, ellos te podrán ayudar con sus conocimientos, debes ir y evitar que más almas sucumban a las Fauces, cuanto más tiempos tarden más se alimentará el Carcelero._
….Pero…¿de verdad cree que será así de fácil, ¿Cómo voy a lograr sacar tantas almas?.
Ellos tienen conocimientos que llevan cultivando desde hace eones, seguro que tendrán forma de salvarlas, ayúdales y sácalas de las Fauces.
Suspiró hondamente. De acuerdo… espera un segundo… Dijiste que son quienes traen las almas aquí, entonces…. ¿por que siguen trayéndolas aquí?.
Para ello has de preguntarles, ve a Bastión, necesitarán tu ayuda.
Claro…subió a la plataforma, una fugaz luz cegadora inundó su mente, al abrir los párpados se vio en el piso superior, atrás apareció Tal’Inara, que le indicó que le siguiera.
Caminando uno al lado del otro continuaron hablando.
¿Puedo hacerle una última pregunta, Tal’Inara?
Claro Caminante.
¿Sabe donde acabaron unas almas, veamos si recuerdo bien como eran….
Me temo que no, pero parece que fue hace tiempo… por lo que no puedo dar esperanzas pero…. es muy posible que vinieran antes del Silencio…
Una luz de esperanza parecía iluminarse en los azulados ojos del enano. Eso significa entonces que están bien…
Es probable, pero me temo que no puedo responderte a la pregunta, hemos llegado, canaliza tu ánima.
Ojalá estén bien… ¿por cierto, que es el ánima del que han hablado?.
No tenemos tiempo, pregunta en Bastión.
…de acuerdo, ¿me pasará algo cuando “canalice” el ánima?.
Puede que notes alguna molestia, pero la recuperaras pronto.
Claro, ¿Qué pasa si me quedo sin ánima?.
Ya te responderán, debes partir de inmediato.
Pensativo sobre que le pasaría si se pasase miró a la ricamente tallada roca que parecía una espada con la punta amenazando el suelo.
Debes estirar el brazo y enfocarte en canalizar, saldrá solo, pero debes concentrarte.
Estiró el brazo, dejando la palma abierta frente al artefacto rocoso, los dos seres similares a Tal’Inara comenzaron a imbuir los artefactos idénticos del haz celeste que brotaban de las palmas de sus guantes, el enano miró el artefacto frente a el y se concentró en este, un haz similar a los de sus acompañantes emanó de su palma, vinieron cosquilleos por todo su cuerpo… tan profundos que parecía emanar de su alma, estos dieron lugar a una leve opresión, como si de pequeños alfileres se tratasen, el retumbar de la enorme piedra sobre ellos le interrumpió, cortando el haz de su mano y de inmediato la molestia que le causaba.
La vía esta activa Dijo Tal’Inara, no debemos perder el tiempo, sube a la montura y sujétate bien, no debes caer por ningún medio en el Espacio Intermedio._
¿Espacio Intermedio? Preguntó curioso.
El espacio entre Oribos y Bastión, simplemente no caigas.
Miró la “montura”, un cilindro dorado, con un gran hueco central, ricamente tallado con motivos que no comprendía. ¿Debo subir en “eso”? _Señaló el estribo.
Por supuesto, una “serpiente” de ánima te llevará, se activará cuando subas.
Confío en ti Tal’Inara. Le costó subirse un poco debido a su estatura, pero ya estaba acostumbrado a ello, puso un pie en uno de los estribos y de un empujón logró subir.
Se sujetó bien como le indicaron, hilos de ánima empezaron a llenar el hueco central rápidamente hasta formar un ser que parecía una serpiente que empezó a serpentear en el aire, esta se elevó con delicadeza sobre las cabeza de aquellos extraños seres.
Que el Propósito te guíe Caminante. Fue lo último que escuchó de Tal’Inara.
La serpiente de ánima salió por el centro de aquella roca y dejó atrás Oribos hacia lo que parecía un enorme portal de roca y metal cuyo centro centelleaba en un azul oscuro, como si de las profundidades de un mar somero se tratase, el enano miró brevemente hacia abajo, notando un poco de vértigo en su cabeza.
No mires abajo…ni se te ocurra caerte…. Se dijo a sí mismo antes de entrar al portal.
Cuando accedieron a ese portal la serpiente aceleró drásticamente su velocidad, el acelerón casi lo tira hacia atrás, avanzaron fugazmente, siendo solo capaz de ver por el resquicio de su ojo lo que parecía una araña fuera del conducto donde viajaban, antes de lograr ver algo más una bocanada de aire y luz le golpeó en la cara, quedando cegado por la luz en el que se vio inmerso.
El breve viaje en la serpiente por las nuevas tierras llegó a su fin con un suave aterrizaje, no supo como, pero logró bajar de la montura sin ver nada.
¿Se ha abierto?, ¿Se ha acabado la sequía?. Escuchó de una voz femenina, dulce, dubitativa y esperanzada.
¿Abierto?, ¿Sequía? Preguntó el enano cegado, frotándose con las manos sus párpados.
Un alma ha llegado por fin, aunque…no eres como el resto de almas, eres….distinto…. aún así bienvenido a Bastión.
¿Alma?. Empezó a vislumbrar entre la niebla de su aún aturdecida vista quien le hablaba, parecía un ser ¿azul?. creo que se confunde, aún sigo vivo.
Vaya, has debido tener una muerte trágica, es normal que creas eso. Dijo tratando de calmarle. pero no te preocupes, ¡Has llegado a Bastión! Dijo emocionada por el “destino” que le deparó al enano te guiaré en los primeros pasos en tu nueva vida.
Pero si no he muerto…. que yo sepa. empezó a dudar de su propia vida.