Uno de los nuestros.
—Oh, no me j0das. ¿Se está moviendo? ¿Sigue vivo?
Atavedon detuvo el carruaje a un lado del camino. Ya era noche cerrada.
Jarukan abrió el compartimento de atrás y el goblin que los acompañaba alzó la linterna.
—Sois escoria…escoria…Vais a morir… Vais a morir. —Envuelto en una manta y de cualquier manera un goblin moribundo y lleno de sangre se debatía entre la vida y la muerte.
—Sujeta —dijo Marzzo pasándole la linterna a Astavedon. Sacó un machete y se lo clavó repetidas veces al moribundo.
—No me mires así, me faltó al respeto. ¿Tenemos negocios, no?
Jarukan sacó su revólver y disparó 4 veces al cadáver.
—Solo digo que necesitan algo de mano dura. Solo es eso.
Jarukan levantó la mirada hasta el goblin. Marzzo alzó las cejas y abrió la manos dando a entender que todo sería sencillo. El goblin sonreía mostrando su colmillo de oro. Era el líder de los Dispacciore, un familia de comerciantes vinculados a la venta de todo aquello que diese mucho dinero: personas, armas, sustancias, comida…
—No deberíamos enfadar al sindicato, podrían bloquearnos la ruta desde los laboratorios a Las Mil Agujas por los Baldíos. Ejem. Por los Baldíos—. Comentó Yonni Dos Veces, sentado a la derecha de Marzzo. —No te conviene, Jarukan. Jarukan —. Le llamaban Yonni Dos Veces porque repetía las cosas. Dicen que se metió polvo rojo en mal estado mezclado con kajamita y desde entonces su boca va tan rápido como su cerebro, que como es pequeño y hay hueco en su cabeza, hace eco. Trabajaba para el Sindicato de Transportistas de Pantoque.
—Yo no podría retenerlos, no tengo tanto poder. Tanto poder.
—Si siguen pidiendo aumentos por sus servicios, nuestros beneficios caerán un 5%. Por no hablar de que podrían irse de la lengua—. Comentó Marzzo encogiéndose de hombros y mirando a los demás.
Jarukan alzó la mano para pedir otra copa a su camarera. Jarukan, Astavedon, Marzzo y Yonni Dos Veces. Eran los únicos que estaban en el salón de Trinquete aquella noche.
—Eso no pasará mientras que nosotros estemos al mando —. Se apresuró a comentar Astavedon.
—Las cosas están feas, Jarukan. No eres el que mejor paga y Yonni no está haciendo su trabajo.
—¿Que yo no estoy haciendo qué? —Dijo Yonni indignado. —Jarukan dile lo bien que lo hago. Lo bien que lo hago Jarukan.
—Bahta, me ponéih la cabeza loca.
—Vale, vale —. Marzzo dejó las manos en la mesa y señaló la pulsera dorada de Jarukan.—Pero recuerda que ya no eres el único con negocios zandalari. Han llegado. Ya están por aquí.
El trol respiró hondo intentando calcular todas las posibilidades, tratando de atar todo el plan en su mente.
—Para proporcionarte lo que quieres, debemos mantener a raya las exigencias. El miedo es tan valioso como las doradas —concluyó Marzzo.
La camarera se acercó y rellenó la copa de los asistentes. Era una trol de pelo rojo trenzado. Ku’e se llamaba. Marzzo la miró de arriba abajo. Ya había estado allí más veces y siempre hacia lo mismo. No dejaba de mirarle el trasero, embelesado.
—Un 3%. 3% —dijo Yonni después de pegar el trago.
—¿Cómo diceh? —Preguntó Jarukan.
—Digo que es un asumible 3% y no un 5 lo que se perderían de beneficios si aceptamos la subida del sindicato. Ejem. Sindicato.
Marzzo se giró repentinamente.
—Espera, ¿me estás corrigiendo las proyecciones económicas hechas por mis becarios sin seguro a partir de concienzudos estudios financieros teniendo en cuenta el precio de la milla de transporte, costes de producción y rentabilidades de la inversión? —Marzzo se levantó de su silla enfurecido.
—Bueno, yo solo digo qu…
No le dio tiempo a Yonni de terminar la frase cuando Marzzo rompió el vaso en el borde de la mesa y se abalanzó sobre el otro goblin clavándole el vaso por todo el cuerpo.
La sangre comenzó a salir a borbotones y Jarukan y Astavedon dieron un salto para detener al enfurecido goblin, que seguía clavando el vaso a Yonni, totalmente desquiciado.
—Hoy has venido a j0der a quien no debías. ¡Rata sindicalista! ¡¿Es esto asumible?!
Jarukan inmovilizó al goblin agarrándolo por la espalda mientras Astavedon comprobaba si Yonni seguía con vida.
—Era mi 2% hij0 de put4 —se revolvió el goblin para soltarse del trol. Se apartó el pelo de la cara mientras miraba el cuerpo en el suelo. Astavedon negó con la cabeza.
—La madre que te parió Marzzo… -Comentó Jarukan. Luego se dirigió a la trol. —Recoge ehto, lo quiero limpio en cuanto salgamoh por esa puerta. Trae una manta o algo… J0der…
—5%. Asume esta —se agarró la entrepierna.
Una palada con tierra.
Y otra más.
Y otra.
Ateriormente: La balada del trol sin sombra. [Sangre Umbría]