Instantes antes del colapso de la oscura cueva en la que se alojaba el Aquelarre, una onda de luz plateada transportó a todos los clientes asiduos a un místico bosque, poniéndolos a salvo de la destrucción de la cueva.
Allí, entre la vegetación de Val’sharah, oculto por una niebla esmeralda, se alzaba un templo de blanco mármol rodeado de estatuas y fuentes cuyas torres estaban coronadas por cúpulas de color púrpura y ornamentos relacionados con la luna. Dividido en tres secciones, abría sus puertas a los visitantes tras las escaleras frontales. En el interior de la sección central una estatua de Haidene, la primera Suma Sacerdotisa, recibía a todo aquel que se aventurara en el interior del templo desde el centro de una gran poza lunar. Un grupo de sacerdotisas llevaba a cabo las tareas rutinarias, protegidas en todo momento por un grupo de Centinelas y Celadoras que custodiaban el lugar. En la sección izquierda, una suerte de biblioteca se desplegaba tras las puertas que conectaban las tres divisiones del templo. En ella, multitud de escritos y pergaminos encontraban descanso en las interminables estanterías. En el centro de todo aquello, apoyado sobre un pedestal de mármol, había un grueso libro con los registros de antiguos centros de reunión.
Finalmente, en la sección derecha se abría una clásica taberna de corte kaldorei, con multitud de mesas y otros muebles de estilo darnassiano. Tras la barra, una sacerdotisa limpiaba las copas y servía las bebidas a los que allí se reunían. Todas las paredes estaban cubiertas con estandartes de Darnassus, y al igual que en el resto del templo unas Centinelas vigilaban el comportamiento de los clientes y se encargaban de la seguridad. Una gran piel de oso cubría el centro de la estancia, y bajo ella una trampilla casi imperceptible daba acceso a un sótano en el que se guardaban las existencias. Justo al lado de la barra, sobre el tocón de un viejo árbol, una gramola tocaba una antigua canción.
No, no, los no kaldorei solo pueden estar en la taberna. Si quieres ver algún libro necesitarás convencer a una de las Celadoras vigilantes de que te traiga uno.
El troll arrastra su cubo de basura mientras se expone, y pregunta donde puede colocar su cubo a un grupo de celadoras mientras su escoba se zarandea al viento
la gnoma, entro portando la mochila de belter, que solto sobre una mesa, especialmente bien hubicada, cerca de una ventana y de la barra y muy proxima a la trampilla
tras soltar la mochila, sin esperar ni medio segundo. La gnoma se dirije a la cocina saltandose a la tabernera y a la seguridad del sitio
Hola, asi que templo de Elune, el bosque y la banda sonora son simplemente hermosos, pero eso de que solo podamos estar en la taberna por supremacia elfica me mosquea